En Recuerdo de Mi abuelo LUIS ALBERTO GARATE GARATE Un Hombre con un Legado Imborrable
Soy de una familia amante de nuestra tierra, su gente y su folclor, desde pequeña crecí escuchando historias de campo de las zonas de San José de Maipo y Melipilla, relatadas por un personaje que marcó cada uno de mis días, un hombre sabio y que con su partida dejó un gran vació en una hermosa familia.
Mi familia materna tiene sus raíces en dos lugares, por un lado en el pueblo de San José de Maipo donde el 09 de Noviembre de 1915, nació mi abuelo Luis Gárate Gárate hijo natural, pero acogido cariñosamente por el hombre que acompañó fielmente a su madre y quien lo crió como su hijo. El otro en el fundo de La Marquesa ubicado en la localidad de Melipilla, ambos de propiedad del escritor chileno don Eduardo Barrios. Tan ilustre personaje irrumpe en nuestra familia dando trabajo a mi abuelo cuando éste sale del servicio militar, primero en su fundo ubicado en la localidad de Lagunillas al interior de San José de Maipo y luego lo trasladó al fundo de La Marquesa, allí el 09 de Diciembre de 1939 se casó con mi abuela doña Sara De Las Mercedes Alvarez Alvarez, aquí don Eduardo Barrios participó en dos hechos trascendentales en su vida: convencer a mi bisabuela para que autorizase el matrimonio de su hija y luego ser su testigo del mismo.
De esa unión nacieron nada más y nada menos que la no despreciable suma de 10 hijos: 3 damas y 7 varones, llamados: Víctor Alejandro, Juana Macarena, Luis Hernán, Patricia del Carmen, Hilda Rosa, Jorge Fernando, Darío Alfonso, José Gregorio, Reynaldo Alejo y Jorge Fortunato. Quienes crecieron sintiendo el olor de la tierra campesina, entre medialunas y caballos corraleros.
Sus Hijos Víctor y Darío corriendo en La Final Nacional Rancagua 2010 de la Federación Nacional de Rodeo y Clubes de Huasos de Chile.
Con el pasar de los años y en busca de una mejor calidad de vida para sus hijos, hijas y mujer, mi abuelo decide vender sus caballos y aperos con la finalidad de comprarse una casa. Así llegó a Puente Alto y a través de la Cooperativa San Lázaro obtiene su casa ubicada en la población del mismo nombre. Recuerdo que ésta tenía un sitio muy grande con un hermoso parrón y árboles frutales como duraznos y un gran naranjo en el antejardín, además de muchas flores. Si bien la casa no era tan grande si lo era el sitio quizás mi abuelo mirando hacia el futuro sabía que en ella albergaría a todos sus hijos e hijas una vez casados, varios de ellos incluyendo mis padres instalaron sus hogares transitorios, compartíamos el comedor, baño y cocina así formamos una pequeña comunidad, pero esto no era lo único en común los primos también asistíamos a la misma escuela. No puedo dejar de mencionar que en aquellos años tener casa propia era casi exclusividad de la gente con mayor poder adquisitivo y quienes no encajaban en esta clase debían vender todo lo que tenían y empezar casi desde cero para poder concretar el sueño de la casa propia.
Independiente de esta situación nuestra vida en comunidad resultó ser entretenida, llena de aventuras alimentadas por aquel personaje tan particular que nos contaba historias, leyendas, dichos y uno que otro consejo que nos transportaban a otro mundo. Sus hijos, hijas, nueras, yernos, nietas, nietos y bisnietos crecimos escuchando historias increíbles pero reales: como el recorrido que hacia desde la Marquesa hasta Lagunillas a caballo, demorándose 5 días, o en que fecha se debían podar los árboles, aunque parezca extraña cuando siento olor a azufre viento a mi mente la figura del tata lucho como todos lo llamábamos cariñosamente, ya que siempre que llegaba de su trabajo en la parcela traía ese olor.
Luis Gárate Gárate fue un hombre sin igual, fuerte, carismático, atractivo, apasionado por las tradiciones campesinas, por la tierra y sus bondades como los animales, plantas y árboles, machista por herencia cultural vasca, sin embargo nunca dejó de darnos enseñanzas o de sorprendernos con lo vanguardista que era. A las mujeres siempre nos decía que debíamos estudiar para que si nos casábamos y nos tocaba un mal hombre fuéramos capaces de salir adelante, que nunca aguantáramos que una falta de respeto, que no por que fuésemos mujeres viniera cualquiera a ponernos un pie encima. Se preocupó tanto de nosotras que olvidó decirles lo mismo a sus nietos, estoy segura que si estuviera vivo les diría: -está bien gaucho que respete a su mujer, pero ella también lo debe respetar a usted, para eso usted lleva los pantalones.
Mi abuelo siempre fue el cimiento de esta familia, nos enseñó a estar unidos, amarnos, respetarnos, celebrar nuestros triunfos y fortalecernos en nuestras debilidades, fue el pilar cuando falleció mi abuela, también fue un pilar importante para las nueras ya que siempre recurrían a él cuando alguno de mis tíos erraban el camino detrás de unas lindas piernas, una cajetilla de cigarro, los amigos o un buen vaso de vino tinto.
De este personaje aprendí lo que era jerarquía, era algo que siempre ponía en práctica los más chicos siempre deben respetar a sus mayores, tanto así que uno no debe sorprenderse cuando los hermanos menores tratan de usted a los mayores, cabe señalar que esto se repite entre primos y sobrinos.
El destino nos acompaña desde que nacemos y fue éste quien me enfrentó a uno de los dolores más fuertes que he sentido y lo que ha devastado profundamente a mi familia. Mi abuelo enfermó gravemente, sin duda tantos golpes y caídas de caballo o rodadas en los rodeos, la gran pasión de toda su vida, le pasaron la cuenta. Esta enfermedad fue un aviso para detenernos, y pensar que algún día este hombre ya no estaría físicamente con nosotros, esto nos unió más como familia, jamás lo dejamos solo, en uno de sus últimos cumpleaños instauramos la tradición familiar de celebrar los 50 años de cada hijo e hija de Luis Gárate, evento esperado y al que nadie falta, la única música que se escucha son: cuecas, tonadas, guarachas y corridos.
Un ser tan importante no podía dejar este mundo en cualquier fecha, fue así como el 21 de mayo de 1993 mi abuelo emprende su viaje de liberación y va al encuentro de su madre, padre, hijo y su amada mujer. Cuando el partió de este mundo, dejó en su familia un gran vacio pero también nos dejó arraigado en lo más intrínseco de nuestro ser un legado de amor por la familia, la tierra sus tradiciones, sin duda reponernos a su partida ha sido nuestro más grande desafío.
Mención especial merece el gran trabajo que realizó corriendo y arreglando reconocidos caballos corraleros como: Veneno, Puro Corazón (Potros), Alacrán, Chinche, Churrasco (Caballos), Picardía (Yegua) y otros tantos cuyos nombres aun resuenan en la memoria de viejos corraleros de las zonas de Melipilla y San José de Maipo.
Esta fotografía es parte de nuestro patrimonio familiar en la casa de cada hijo e hija la encontrarán y cuando alguien pregunte ¿Quién es?, volverán a escuchar este relato.
Me despido diciendo: amarra esa yegua lucho
Sara Díaz Gárate
Tu nieta y todos tus Hijos e Hijas, en especial tus Hijos Herederos de esta Gran Pasión Por el Rodeo: Víctor,Hernan y Darío.-