El rodeo es el deporte nacional el cual encuentra su génesis en una tarea indispensable que realizaban jinetes criollos para los criadores de ganado vacuno, ya desde la Conquista, y que consistía en reunir y bajar el ganado desde la cordillera para apartarlo, marcarlo y beneficiar el que estaba apto para ello.
Los orígenes de nuestro deporte se remontan a una norma dispuesta por el Gobernador de Chile, don García Hurtado de Mendoza (1557-1561), oficial de caballería altamente capacitado en adiestramiento equino y juegos de destreza. El ordenó que el 25 de julio fiesta del Apóstol Santiago, patrono de la ciudad e incluso desde la víspera, se reuniera el ganado en lo que hoy es la Plaza de Armas de Santiago para ser marcado y seleccionado.
Posteriormente, y en cumplimiento de una ordenanza del Cabildo, se hizo obligatorio ese rodeo y aunque el escenario fue el mismo, se cambió para el 7 de octubre, día de San Marcos. El objetivo se mantenía, pero ya se comenzó a exigir que el traslado del ganado a los diferentes corrales, lo hicieran jinetes en caballos especialmente adiestrados para dicha faena.
Fue a fines del siglo XVII que el rodeo comenzó a reglamentarse. La pista en que se separaba el ganado tomó forma rectangular con una longitud de setenta y cinco metros. Los jinetes retiraban el ganado de los corrales y en la pista central debían demostrar todas sus habilidades para apartarlo y conducir el suyo sin ayuda de otros. Toda esta acción estaba reglamentada y los más diestros fueron objeto de grandes honores.
En 1860 se impuso definitivamente la medialuna. El corral cambió su forma rectangular dándole paso a la circunferencia que hoy conocemos, la que en su interior poseía un apiñadero en donde se encerraban treinta cabezas de ganado y desde el cual cada pareja de jinetes debía sacar el animal de sus marcas sin más ayuda que su habilidad. Con el tiempo surgieron las quinchas, donde el toro o novillo elegido debía ser conducido y detenido a ellas realizándole lo que llamamos la atajada, labor que de inmediato le dio paso a los puntajes premiándose esta labor con puntos buenos y malos.
Fue en 1927, durante el primer gobierno de don Carlos Ibáñez del Campo, que se promulgó la ley que rige las corridas en vacas, quedando el Rodeo Chileno bajo la tutela de la Dirección de Fomento Equino y Remonta del Ejército, institución que hizo obligatorio que en cada rodeo se corrieran dos series exclusivas para reproductores fina sangre chilena, calidad que se determinaba a través de la inscripción de ellos en los registros genealógicos, a cargo por esos años exclusivamente de la Sociedad Nacional de Agricultura.
El Rodeo y su Organización como Expresión Deportiva
La Federación del Rodeo Chileno como lo expresáramos anteriormente- nace del seno de la Asociación de Criadores de Caballares el 22 de mayo de 1961, tras separarse las instituciones debido al mayor auge de la competencia del rodeo y su contraposición con los intereses filosóficos de los criadores, formándose así la Federación del Rodeo Chileno que actualmente agrupa en sus registros más de diez mil socios.
Esta Federación compuesta por treinta y cuatro asociaciones, desde Atacama a Magallanes, agrupa más de trescientos clubes que realizan igual cantidad de rodeos durante la temporada comprendida entre agosto y abril.
Cada club debe tener, como mínimo, treinta socios y, por reglamento, deben efectuar, a lo menos, un rodeo durante la temporada oficial, actividades que culminan con el Campeonato Nacional de Rodeo, torneo que incluye el Campeonato Nacional de Movimiento a la Rienda en donde se mide la docilidad, agilidad y mansedumbre del caballo chileno en diez pruebas distintas. Ambas competencias, que se realizan en Rancagua, ya se han efectuado en cincuenta y ocho ocasiones.
La Federación del Rodeo Chileno posee una Medialuna Nacional en dicha ciudad, -inaugurada el 18 de abril de 1997-, durante la presidencia del criador y jinete Leonardo García Echavarri, obra arquitectónica de gran trascendencia ya que impulsa al deporte criollo nacional a este siglo XXI cimentado, además, en una organización sólida y perfecta infraestructura al contar, por medio de sus asociaciones regionales, con unas trescientas medialunas a lo largo del país.
En ese mismo escenario, la Medialuna Nacional, se disputa cada última semana de marzo o primera de abril, el Campeonato Nacional de Rodeo al que concurren las mejores colleras del país. Ellas deben cumplir con el sistema de clasificación el cual obliga, al iniciarse el proceso, reunir quince puntos y ganar, a lo menos, un rodeo para posteriormente acceder a los rodeos clasificatorios, antesala del Campeonato Nacional; ellos están divididos, al momento de editar este libro, en zonas Sur y Norte, ambos con sus respectivos repechajes, dividiendo el país en Talca. En esos rodeos más de doscientas colleras buscan su paso a la gran final de Chile donde solo los ganadores del primer, segundo y tercer lugar, inscriben sus nombres y los de sus cabalgaduras en el libro de oro del rodeo.
Para realizar esta última competencia se necesita una importante cantidad de ganado que contribuya, asimismo, a dar brillo al torneo. Con tal motivo la Federación posee un fundo en la localidad de Los Lagos en donde cría especialmente alrededor de mil doscientos novillos de pelo y peso similar, ocupando para ello de preferencia la especie holando-americano; estos animales llegan con cerca de cuatrocientos kilos de promedio al momento de ser corrido. Esta característica de los vacunos garantiza el buen desarrollo de la competencia, pues si la labor y calidad de jinetes y caballos es importante, estos nada pueden hacer si el novillo que corren no es de buen tipo.
En qué consiste el Rodeo y cómo son sus Puntajes
Este es un deporte que, como tal, tiene su propio reglamento. No resulta fácil dar una explicación sucinta que explique la esencia del rodeo ya que, la mejor forma de captarlo es mirando como se realiza, razón por la que incluimos una infografía que ayudará a su mejor entendimiento.
Toda la acción se efectúa en la medialuna que es un corral circular de veintidós metros y medio de radio el cual posee un pequeño corral interior ovalado, llamado apiñadero, de trece metros en su parte más ancha con dos puertas de seis metros cada una en los extremos y en su esquina derecha una pequeña puerta llamada toríl, por el que aparecerá el novillo para ser corrido.
Dentro del apiñadero (nombre que viene desde los tiempos antiguos debido a que allí se apiñaban treinta novillos), se ubica la collera formada por dos jinetes y sus cabalgaduras.
Allí actúa un jinete al arreo que, como su nombre lo señala, es el encargado de animar al toro para que corra a gran velocidad; el otro, que va a la mano, es el que debe realizar la acción principal llamada la atajada y por la cual se otorgarán los puntos. En el apiñadero, la collera recibirá el novillo al que deberá darle dos vueltas al galope, dentro de ese recinto pequeño, las cuales sirven para ubicarlo en la dirección adecuada antes de tomar la carrera, labor que, si está bien hecha, otorgará un punto bueno.
Realizada esta acción, las puertas del apiñadero se abrirán tomando la collera y el novillo la pista, o la carrera. Ahí el jinete al arreo empujará al toro guiándolo para que el jinete a la mano allegue su cabalgadura en forma perpendicular al novillo debiendo hacer esta maniobra antes de la línea de postura, señal pintada en las tablas de la medialuna diez metros antes de llegar a la atajada; debe mantenerse apegado al vacuno y con su caballo ubicado perpendicularmente a éste hasta el momento de realizar la atajada. Esta acción consiste en detener el novillo, con los pechos del caballo, contra la atajada, o quinchas, que es un promontorio acolchado construido de preferencia con paja y recubierto en arpillera que asemeja una almohada. Esta atajada, o quincha, tiene un largo de doce metros y está diseñada para desestabilizar el toro sin hacerle daño alguno al momento de detenerlo.
La acción del jinete en la atajada será calificada por un jurado, que se ubicará en una caseta especialmente construida en el centro del ruedo superior de la medialuna, el cual asignará dos puntos buenos a cada atajada si el novillo es detenido desde la paleta, esto es con el cogote libre; tres puntos buenos, si se hace en la mitad del cuerpo del toro, esto es con la paleta y cuello libre; y cuatro puntos buenos, si el novillo es detenido desde el ijar, esto es con la costilla libre, puntaje máximo posible de lograr en cada atajada.
Hecha la intervención del jinete a la mano, este deberá hacer girar al toro en 180 grados ubicándose ahora en posición de arreo, acción que debe ejecutarse al galope y sin detenerse, mientras que su compañero, o collera, deberá prepararse a hacer lo mismo en la segunda atajada, llamada de la mano de atrás, por la que recibirá puntaje según la parte del cuerpo desde donde detenga al novillo.
Concluida la intervención de éste deberá, a su vez, volver al novillo en sentido contrario, asumiendo nuevamente la acción de arrear para que su collera realice la tercera atajada. Realizada ésta, la collera girará al novillo para dirigirlo a la puerta de salida, o entrega, completando así las cuatro carreras que corresponden a cada una de las colleras que participen de la serie. En ese momento el secretario cantará el puntaje total obtenido.
Toda esta acción no tarda más de dos minutos y medio en promedio desde que la collera recibe el novillo en el apiñadero, lo que demuestra el grado de dificultad que deben sortear jinetes y caballos para conducir y realizar las tres atajadas en buena forma para lograr puntaje positivo, pues, aparte de lo anterior, que parece algo simple, se suman una serie de castigos en el puntaje por errores cometidos durante el proceso, los cuales deben superar con maestría y a toda carrera, demostrando de paso la agilidad y grado de adiestramiento de sus caballos que serán, en definitiva, los héroes de cada jornada.
Los Castigos: Signo de Protección a los Animales
Por ser un deporte rudo, donde se enfrentan poderosas fuerzas de novillo y caballo, el rodeo necesita conocerse en su delicada técnica antes de juzgarlo como tal. No es fácil detener un toro de más de cuatrocientos kilos a toda velocidad sobre una almohadilla que ayuda a voltearlo desequilibrándolo sobre ella. Quizás por ello y pensando en la protección de los animales (toros y caballos), existen todo tipo de penalidades comenzando con el trabajo del apiñadero, donde el jurado penalizará con un punto malo cualquier castigo al novillo, o tijera que se produzca, acción que se origina cuando el novillo frena de improvisto haciendo pasar a ambos jinetes por sus costados.
Ya en la carrera pueden sucederse otros castigos, como la misma tijera; la Envoltura, mala maniobra del jinete a la mano que hace girar al novillo antes de enfrentar la atajada. Caballo derecho, acción castigada por no atravesar el caballo sobre el novillo antes de la línea de postura; Atajada antes de Bandera, que como su nombre lo expresa se produce cuando el jinete detiene el novillo antes de la atajada; Atajada sin Remate, que consiste en no detener completamente al novillo luego de la atajada; en la Ayuda de Compañero, interviene el jinete del arreo en la detención del toro; Cortar Línea de Sentencia, que sucede al tocar, o simplemente trasponer por milímetros la zona demarcada de la atajada y, finalmente, Piño que son los dos puntos malos de castigo cuando el novillo no es atajado y traspone completamente la línea de sentencia demarcada. Pero el solo hecho de castigar al novillo generará la eliminación de la collera del rodeo.
Todo lo anterior, que principalmente busca la protección del ganado, hace que la preparación del caballo sea extremadamente detallada y precisa, siendo un caballo arreglado (diestro) muy apetecido llegando a pagarse grandes valores por él. Un buen jinete en un caballo diestro realiza la atajada sin seña de violencia alguna, siendo esta acción altamente celebrada. Famosos por ello son Juan Carlos Loaiza y Eduardo Tamayo, campeones que han hecho escuela con su estilo elegante.
Finalmente cabe recalcar que el Rodeo en Chile tiene un torneo en el que participan todos sus clubes (más de 300 en todo el país) desarrollándose igual cantidad de rodeos, para lo cual se requieren en promedio alrededor de 300 novillos por cada uno de estos imponiéndose como una actividad muy generadora de trabajo y recursos, pues para efectuarse requiere de transporte, infraestructura, mano de obra y un gran despliegue de jinetes y empleados que se ven beneficiados por una actividad que solo se sustenta en el honor y el cariño de huasos. Estos rodeos, más de trescientos en el calendario oficial, le dan forma al Campeonato Nacional, clásico que ya se encuentra en su sexagésima primera versión con un éxito y una proyección increíble.
Autoría, Federación Rodeo Chileno.